Por Vito Amalfitano
Desde Buenos Aires
Siempre igual. Siempre diferente. Las noches de Copa tienen ese no sé qué. Y tiene que ser de noche, como decía Román. Parece que después del atardecer se sueltan los duendes de la Libertadores y el brillo de la Copa reluce más.
La Bombonera volvió a moverse, a temblar, a latir. Esta vez, además, llegaban en la previa movimientos telúricos desde Avellaneda.
Los vuelos de los arqueros caían en la Boca. Como esos titanes de las películas de héroes que de tan gigantes traspasan las paredes, los edificios y los sentidos.
Mientras los veíamos en las pantallas del palco de prensa en la Bombonera escuchábamos los comentarios cercanos de los hinchas. Para traspasar la barrera de “Súper Armani” habrá que estar muy afilado el domingo, atravesar resquicios como solo otros súper héroes de destreza y agilidad extrema pueden hacerlo. ¿Los tendrá Boca? Por lo pronto, anoche también contó con su gigante en el arco, no tanto esta vez por sus acostumbradas buenas intervenciones, sino porque alimentó la épica de los protagonistas coperos atajando 22 minutos con su mandíbula fracturada. Únicamente una máscara fuerte y mágica como las de Marvel podría ponerlo en cancha en el Súperclasico.
Estas historias también tienen sus antihéroes y sus villanos. El primero, claramente Dedé, víctima más que victimario. Los otros, los árbitros y “la máquina del mal”, el VAR. Este Boca no necesitaba de su ayuda, pero la tuvo.
El VAR nació para evitar injusticias, no para provocarlas. Como en el penal a Francia que le dio Pitana en el Mundial, pero más, 7 jueces, y sobretodo el principal, estuvieron reñidos con los más elementales códigos de conocimientos del juego. Claro que hubo “fuerza excesiva”, como dice el reglamento. Las consecuencias en el rostro de Andrada lo prueban . Pero si se apela a la tecnología es justamente para lo contrario que se determinó en este caso. Las imágenes fueron muy elocuentes para demostrar que esa “fuerza excesiva” fue aplicada en una acción de juego. ¿Acaso Dedé tenía que ir a cabecear sin ganas, o, paradójicamente, corriendo la cabeza? El arrojo y la valentía de Andrada contribuyeron a esta situación desafortunada. Que transformaron en penosa los 7 paladines del anti-juego. O no fueron nunca futbolistas o esa máquina les quitó la sensibilidad. Así se desnaturaliza el fútbol.
Mejor seguir hablando de héroes. De supuestos “villanos” que logran cambiar la mirada sobre ellos, como Pablo Pérez. Lo demonizaron otra vez y volvió a hacerles el Topo Gigio de Román. Los buenos pases nunca se desechan en este fútbol. Y PP tiene que estar siempre en cancha. Como Cardona. Guillermo deberá agudizar el ingenio para no desestimar el control del colombiano sin perder equilibrio. Porque por esa supuesta balanza al final se dividen más la pelota y el trámite y se entra en un peligroso ida y vuelta. Que esta vez resolvió el mayor héroe de la noche copera en la Bombonera. Llegó sobre la línea e hizo dos goles. Lo que valía si convertía Cruzeiro. No digamos que fue un héroe que salvó a la humanidad. Pero sí que, al menos, les devolvió 50 mil almas a 50 mil cuerpos y a millones por la tele.
Wilmar Barrios fue Iron Man entre todos Los Vengadores.
@vitomundial